Acabo de ser mamá de un pequeño ratoncillo que tiene por nombre Nicolás. Con él ha llegado una nueva aventura a mi vida, que digo una aventura, “La Aventura de mi vida”, que ha traído consigo cosas tan maravillosas y bonitas como despertarte y verle la carita , millones de risas y sonrisas, mimos, amor y lo que más me gusta, ese olor a bebé al que tantas mamis estamos enganchadas 😉

Pero siendo sincera y madre del siglo XXI, mi reciente maternidad también ha traído consigo algunos aspectos tanto emocionales como físicos no tan chachi piruli…no os voy a mentir si os digo que es muy difícil compaginar mi trabajo como autónoma con un bebé 24 horas, 7 días a la semana , y que en ocasiones me sobrepasa y me abruma la nueva situación, como cuando el chiquitín se pone a llorar desconsoladamente o no duerme en 15 horas, pero cuando crees que no puedes más y que esto de ser mamá es más duro de lo que pensabas, tu hijo te lanza una sonrisa y se te olvidan todas las penas.

En el plano físico he de reconocer que no me puedo quejar. Mi embarazo fue muy bueno; no me dio positivo en glucosa, no se me hincharon los pies ni las piernas hasta la última semana, no me salió ni una sola estría en la tripa(en la única zona donde no salieron…), no se me cayó el pelo, todo lo contrario, menuda melenasá me dejo, y apenas cogí peso según mi ginecóloga, no os puedo decir cuanto porque desde el primer momento que supe que estaba embarazada le dije a mi querida Margarita, que pasaba olímpicamente de comerme la cabeza con el peso que fuera ganando, y que iba a seguir a llevando mi vida sana y equilibrada con mi dieta saludable y mi gimnasio. Sólo tuve que bajar un poco el ritmo de entrenamiento y adaptarme al nuevo volumen que iba adquiriendo poco a poco mi cuerpo.

Gracias a cuidarme tanto como lo hice durante la gestación, mi recuperación está siendo rápida y sin dolor…aunque no milagrosa, pero si floreciente, como las estrías que me salieron en las caderas y en los glúteos desde el día 1 de embarazo. Aplicaba todos los días, mañana y noche, una crema para prevenirlas en todas las zonas problemáticas de mi cuerpo, pues parece ser que esta crema debía ser selectiva, y solo me hizo efecto en la tripa y en la cara interna de los muslos…Ahora mismo mis caderas y mis cachetes parecen un mapa de ríos de esos que estudiábamos en el cole cuando éramos peques, pero si os pensáis que esas pequeñas cicatrices de la piel me van amargar la existencia, de eso nada monada, que a mí pocas cosas me amargan un dulce 😉 Sobre todo si puedo acudir a centros especializados que trabajan con aseguradoras, algo que ocurre por ejemplo con dermatología Sanitas.

Pero vayamos por partes. Lo primero que he hecho para combatir a estas malignas ha sido asumir que mi piel está rota en algunas zonas de mis caderas y de mi pompis, ese es el primero y más importante paso. Esto, la verdad, no me costo mucho porque a muy temprana edad, yo creo que como a los 12 años, estaba sentada con mis amigas mientras intercambiábamos hojitas y sobres(¿os acordáis?) cuando de repente me percaté que en parte de mis muslos había como unas rayas bancas, menudo susto me pegué, ¡todavía me acuerdo! Llegue como una loca a casa, medio llorando, a preguntarle a mi madre que narices era eso y ella, con todo el cariño con el que se caracteriza, me explicó que durante la pubertad el cuerpo coge peso de manera rápida, y que ese aumento rápido es el que provoca la rotura de las fibras elásticas de la piel. También me explico que cuando las estrías tienen un color rojizo se pueden eliminar mejor que cuando las estrías ya son blancas, y así evitar que estas sean permanentes.

El segundo paso ha sido investigar las mejores técnicas y tratamientos para combatirlas. Hay de todo: cosméticos, peeling corporal, carboxiterapia, dermoabrasión, pero finalmente he decidido hacerme el láser, ahora sólo me queda encontrar un sitio bueno, de confianza y que sus profesionales me den garantías. Mis clientas de Barcelona me hablan a menudo de la clínica dermatológica Dermatología Dexeus. ¿Qué es lo que encontraré en Madrid? Ya os lo iré contando.

Para terminar, me gustaría recordar a todas las mujeres que siguen mi blog, que nosotras somos perfectas con nuestras imperfecciones y que la vida son dos días para que te la amarguen unas pocas estrías, unos michelines de más o un grano en la barbilla…¡Somos únicas!

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